Foto/alliancebioversityciat.org
Las poblaciones sanas de murciélagos y aves no sólo ayudan a mantener en equilibrio los bosques secos tropicales del norte de Perú que se encuentran en peligro de extinción. Para los productores de cacao – el principal ingrediente del chocolate – de la región, estos depredadores equivalen a un valor de casi 1.000 dólares por hectárea de producción anual.
En los bosques tropicales secos del norte de Perú, los agricultores cultivan uno de los cacaos más deliciosos del mundo. Esta variedad se llama Blanco de Piura, nombre que recibe por sus granos blancos y por la región en común con su área de distribución biológica, muy cercana al lugar de los antiguos orígenes del cacao. En todo el mundo, los chocolateros admiran este cacao de fino sabor, pero los habitantes de la región también lo alaban, incluidas las aves, murciélagos, hormigas, ardillas y muchas otras especies que son visitantes frecuentes de los sistemas agroforestales de cacao.
El modelo convencional de cultivo de cacao en monocultivos favorece el rendimiento a corto plazo, pero también es frágil y entraña riesgos ecológicos y económicos para los pequeños agricultores. Una de las razones es que el cacao es una planta de sotobosque, pero en el modelo convencional se cultiva sin la sombra de la que depende para su desarrollo temprano. Cuando el cacao es la única planta de este modelo, se limitan los recursos para los bichos y otras criaturas que, de otro modo, estarían apoyados y equilibrados por todo un ecosistema forestal.
La agroforestería del cacao, que se distingue de los métodos convencionales por la presencia de árboles acompañantes junto al cacao, forma parte de la Iniciativa de Soluciones Positivas para la Naturaleza, o NATURE+, de CGIAR. Los practicantes de la agroforestería del cacao siembran una variedad de árboles uno al lado del otro, algunos para madera, otros para fruta y otros para mantener la vida silvestre. Pero esto último no es un mero sacrificio en aras de la biodiversidad; los investigadores de NATURE+ en la Alianza de Bioversity International y el CIAT han descubierto que los agricultores se benefician de trabajar con otras criaturas que viven en el bosque.
En el norte de Perú, los agrobosques de cacao de riego son oasis frutales en un entorno que, de no ser así, sería árido. Sería razonable suponer que los agricultores tienen que competir con los animales e insectos que los rodean, pero lo cierto es que no siempre es así. Durante los dos últimos años, Carolina Ocampo-Ariza, científica de la Alianza e investigadora posdoctoral en la Universidad de Göttingen, ha documentado con sus colegas cómo las aves y los murciélagos de la región son algunos de los mayores colaboradores de los agricultores. Los resultados del equipo se publicaron en Ecological Applications en mayo.
Ocampo-Ariza y su equipo descubrieron que las aves pasan los días y los murciélagos las noches consumiendo áfidos y piojos harinosos que, de otro modo, dañarían las diminutas flores blancas de los árboles de cacao, así como los frutos jóvenes. Por supuesto, menos flores significan menos frutos y menos cacao para vender. De hecho, cuando Ocampo-Ariza impidió el acceso de aves y murciélagos a los árboles de cacao, descubrió que esos árboles eran los más dañados por las plagas y los que menos cacao producían. En conjunto, Ocampo-Oriza descubrió que la presencia de aves y murciélagos representaba el 54% de la productividad total de los árboles de cacao de su estudio. Ocampo-Ariza explica que las aves y los murciélagos prestan un «servicio de depredación de plagas» sin costo alguno para el agricultor o el medio ambiente. ¿Y el rendimiento del cacao resultante de esta protección? Vale aproximadamente USD959 por hectárea al año para los cacaocultores peruanos del lugar del estudio.
Ocampo-Ariza también pasó bastante tiempo observando hormigas. Durante su experimento de un año de duración, registró 4.737 hormigas visitantes, de las cuales el 40% pertenecían al género Nylanderia, un grupo extendido por todo el mundo conocido por su amistad con insectos chupadores de savia que son deletéreos para los cultivos arbóreos. (En este mutualismo, los áfidos y los piojos harinosos producen savia de la que se alimentan las hormigas a cambio, presumiblemente, de la protección contra los depredadores que estas les proporcionan). Pero Ocampo-Ariza descubrió que no era la mera abundancia de Nylanderia lo que las hacía perjudiciales para los agrobosques de cacao. Resulta que las Nylanderia sólo estaban correlacionadas con la reducción de los rendimientos del cacao en los lugares del estudio que estaban situados lejos de los bosques nativos. Aunque Ocampo-Ariza todavía desconoce la razón exacta, su hipótesis es que las especies nativas no identificadas neutralizan el efecto de esta prolífica población de hormigas en los sistemas agroforestales de cacao que se encuentran muy cerca de los bosques nativos.
En la siguiente fase de la investigación, Ocampo-Ariza planea estudiar las interacciones a nivel de especie entre árboles de sombra nativos, aves, murciélagos e insectos. Quiere saber quién se come a quién y qué condiciones necesitan los animales beneficiosos para permanecer en los sistemas agroforestales. En última instancia, así es como progresa la agroforestería: con investigación y aplicaciones a nivel de ecosistema y trófico.
Cómo ayuda la investigación a los productores
Los servicios ecosistémicos prestados por un grupo de organismos en una zona, pueden ser prestados por organismos diferentes en otra. Mientras que las aves y los murciélagos contribuyen al rendimiento del cacao en los bosques secos tropicales del norte de Perú, los roedores, las serpientes u otro organismo pueden ser los principales actores en una región diferente. Aunque se guíe por los principios del policultivo y preserve la biodiversidad autóctona, la agroforestería en dos regiones distintas no será igual. Para hacer frente a esta complejidad, los científicos de la Alianza están desarrollando una herramienta web que recopila décadas de investigación como la de Ocampo-Ariza para generar diseños agroforestales específicos para cada lugar y accesibles para cada agricultor. La herramienta (disponible en cacaodiversity.org) se pondrá a prueba con comunidades de Perú este año.
La agroforestería del cacao en Perú – y los científicos de la Alianza que la investigan y apoyan – siguen demostrando que la naturaleza y los pequeños agricultores pueden trabajar juntos para obtener resultados que beneficien a las economías locales y al planeta.
*Tomado de: https://alliancebioversityciat.org/es/aves-murcielagos-cacao-peru