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Nutrición en tiempos del coronavirus

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Foto/diariosur.es

Diario Sur

En tiempos de confinamiento, la combinación de tedio, zozobra y necesidad de sentirnos útiles puede generar el caldo de cultivo propicio para aceptar como ciertos infinidad de bulos que abarquen cualquier disciplina. La nutrición no es ajena a este fenómeno y, tratándose de un problema de salud, podemos estar seguros de que los consejos dietéticos de dudosa factura y los bálsamos de fierabrás recomendados por el «cuñadismo» ilustrado serán uno de los acicates habituales en cualquier charla a través de las ondas.

Los chat de mensajería exhortan a utilizar todo tipo de estrategias para enfrentar la amenaza del coronavirus con el yantar. Algunas recomendaciones se limitan a consejos donde el sentido común domina la escena, otras apelan a las propiedades mágicas de según qué nutriente o «superalimentos» cuya especialidad es matar coronavirus sin pestañear. Hay una tercera opción que es la de aplicar la lógica filosófica. En este último caso ganan por goleada las reflexiones que tienen como protagonista al alcohol. Partiendo de sus efectos desinfectantes en diferentes tipos de superficies o con nuestras propias manos en forma de gel. podemos concluir que si nos pasamos el día bebiendo será imposible contaminarnos. Obvia aclarar el disparate que supone semejante afirmación, entre otras cosas porque la principal vía de contagio es a través del aparato respiratorio y que la mucosa ocular, por ejemplo, sería otra posible ruta para el virus. Sin entrar en por menores de ciclo de vida vírico que, en gran medida, es dentro de la célula a la que parasita. Esto no es suficiente para desanimar a ciertos sectores de la población, aunque espero que no lleguemos a límites como los que se han visto en Irán: allí 27 personas han muerto por intoxicación alcohólica en las provincias de Khuzestan y Alborz tratando de prevenir la infección por el coronavirus.

Bulos y exageraciones

Este repentino interés sobre la salud de nuestro sistema inmunitario no es ajeno a nuestra industria. Ya sabemos que los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidad. Así que solo hay que asomarse a la televisión o radio para apreciar la cascada de anuncios sobre complementos alimenticios, suplementos vitamínicos o preparados lácteos que, supuestamente, van a dejar tus glóbulos blancos como los chorros del oro.

Lo que sabemos es que no existe evidencia científica que demuestre la capacidad curativa de un alimento por sí solo. Así que alimentos ungidos de plena santidad como miel, limón, jengibre, diferentes especies de algas y setas o la inigualable sopa de pollo de tú abuela falsearon su hagiografía. Sé que es duro admitir que los «superalimentos» no existen, con excepción de la leche materna durante los primeros 6 meses de vida. Pero la realidad científica es tozuda y niega también la existencia de suplementos nutricionales capaces de prevenir enfermedades comunes y, mucho menos, el coronavirus. De hecho, de lo poco que se ha conseguido confirmar es la capacidad que tiene la vitamina C de mitigar, ligeramente, los síntomas del resfriado común.

Sistema inmunitario

El sistema inmunitario es complejísimo, forman parte de él algunos de los tipos celulares más fascinantes como los linfocitos T y B, con todo un entramado de órganos asociados repartidos por el cuerpo. Parece ilógico pensar que el consumo de un único alimento pueda alterar, para bien, su efectividad funcional. Al contrario si es posible que los déficit nutricionales o dietas por debajo de la 1200 Kcal pueden perjudicar su correcto funcionamiento.

Sistema inmunitario y nutrición

Que no existan unicornios blancos dentro de la nutrición no quiere decir que no tengamos que cuidar. La relación entre una nutrición equilibrada y la salud de nuestro sistema inmunitario aparece de forma abrumadora en la literatura científica. Y la conexión entre un sistema inmunitario débil y una mayor tasa de mortalidad por covid19 empieza a sustanciarse.

De forma que una alimentación sana es esencial para el correcto funcionamiento de nuestros glóbulos blancos, y más en tiempos de pandemia. Seguir una dieta equilibrada y variada, basada en el consumo de productos frescos ricos en vitaminas y minerales, con alta presencia de vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales y proteínas de alto valor biológico sería el ABC de acciones a implementar. Hay 10 micronutrientes reconocidos por la Unión Europea (cobre, ácido fólico o vitamina B9, hierro, selenio, vitamina A, vitamina B12, vitamina B6, vitamina C, vitamina D y zinc) relacionados con un funcionamiento normal del sistema inmunitario. Su carencia sí podría suponer un problema. En este sentido sería interesante hablar de la vitamina D y hay que recordar que hasta el 90% es producida por la acción de los rayos solares sobre la piel. Por lo que un encierro prolongado, como el que sufrimos en la actualidad, puede empezar a generar carencias, algo fácilmente subsanable si controlamos cómo se mueve el sol por nuestra casa y cazamos 10 ó 15 min de radiación al día.

Sobre todo no lo empeoremos

Parece que la actual situación puede estar disparando el consumo de azúcares, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados. La ansiedad y el nerviosismo suelen ser aliadas del picoteo continuo y las secciones de bollería, dulces y aperitivos han sido de las primeras en ser esquilmadas en los supermercados. Esto de por sí es una mala noticia para nuestro sistema inmunitario, no solo por las recomendaciones dietéticas anteriormente expuestas, sino por los daños que le estamos propiciando a los grandes aliados de nuestras defensas: la microbiota intestinal. Este conjunto de microorganismos es esencial en el control de las infecciones y no les gusta nada las guarradas que picamos entre horas por mucho que a nuestras papilas gustativas y cerebro les parezcan pura delicia. A ellos les va mucho más la fibra soluble y los probióticos, de forma que tan interesante es mantener una dieta equilibrada como no meter la pata más de lo aconsejable, y menos con una pandemia mundial en la puerta de casa. Algo así como un buen político: nada de soluciones milagrosas, intentar favorecer lo que debe funcionar bien de forma natural y sobre todo no poner palos en las ruedas.

*Tomado de: https://www.diariosur.es/sociedad/salud/nutricion-tiempos-coronavirus-20200325181238-nt.html