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Alimentación después de los 3 años: en su justa medida

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Para los niños, las raciones deben ser proporcio- nales a su tamaño y ajustarse a medida que crecen.

Foto: 123rf
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En qué se diferencia la dieta de un niño que ya ha cumplido sus primeros 3 años de la de un adulto? La respuesta es simple: ¡en nada! Lo único que cambia es el tamaño de las porciones. De resto, de acuerdo con los nutricionistas infantiles, a esa edad los niños ya pueden ingerir una gran variedad de alimentos en diversas presentaciones.

Esa es la razón por la cual esta etapa es fundamental para la adquisición de hábitos de alimentación adecuados.

Si bien es cierto que desde cuando se inicia la alimentación complementaria, a los 6 meses, el niño se ha ido formando en ciertas pautas alimentarias, es a partir de los 3 años cuando dichos hábitos se consolidan definitivamente, puesto que ya es más consciente de lo que consume, empieza a opinar y a definir sus propios gustos.

Además, comienza a interiorizar normas sociales, y debido a ello las rutinas de alimentación se convierten una excelente oportunidad para fomentar buenos modales en la mesa e inculcar el acto de comer como un momento para compartir y disfrutar en familia.

¿Cómo es su apetito?

De acuerdo con Dora Pulido, nutricionista infantil, esta es una etapa en la que el niño ya ha alcanzado una madurez completa de los órganos y sistemas que intervienen en la digestión, absorción y el metabolismo de los nutrientes, razón por la cual está preparado para comer de todo, con la única condición de que el menú tenga un adecuado balance entre proteínas animales y vegetales, lácteos, cereales, frutas y verduras.

La especialista aconseja: “El ritmo de crecimiento no es tan acelerado como en los dos primeros años, lo que lleva a un menor requerimiento nutricional del organismo, por lo cual el apetito disminuye notoriamente”.

De hecho, en este periodo los niños tienen una ganancia media de peso de 2 kilos al año, como lo explica Camila Céspedes Salazar, de la Asociación Colombiana de Endocrinología Pediátrica.

Lo que recomiendan los especialistas es que se le haga caso al apetito del niño. “Hay que intentar no alterar esas sensaciones con comportamientos a veces obsesivos basados en la idea de que el niño debe, obligatoriamente, ingerir grandes cantidades de alimento, lo que nos lleva a insistirle para que se coma todo lo que tiene en el plato”, aconseja la doctora Dora Pulido.

Porciones adecuadas

En los niños pequeños, las raciones de comida deben ser proporcionales a su tamaño corporal y ajustarse a medida que van creciendo.

Una manera fácil de medir las porciones es calcularlas según el tamaño de la mano y del puño del menor: una porción de proteína equivale a la palma de la mano del niño, la porción adecuada de harinas y granos debe ser del tamaño de la mano empuñada; y para las verduras, el ideal es servir una porción que equivalga a dos puñados de su mano. 

“Otra opción es dividir el plato del niño de tal manera que la mitad del plato sea ocupado por las frutas y los vegetales, un cuarto para las proteínas y el otro cuarto para el cereal o los tubérculos”, recomienda la nutricionista y dietista Claudia Cortés.

A partir de los 3 años, el niño puede comer de todo. La única condición es que reciba un menú con el correcto balance nutricional.

Por otro lado, también hay que tener en cuenta que, una vez el niño inicia su etapa escolar, empezará a desarrollar una gran actividad física y mental, por lo cual su gasto energético aumentará considerablemente, y se deberá adaptar su consumo de calorías a sus nuevas rutinas.

En este caso, los expertos advierten que es indispensable evitar que el niño salga de casa sin desayunar, puesto que no solo es la comida más importante del día, sino que de la calidad de los alimentos ofrecidos en este dependerá que se asegure o no una provisión de nutrientes necesarios para enfrentar la jornada escolar.

Claves para que sus hijos coman bien

Establezca y respete horarios de comida, lo que garantiza que cuando llegue el momento de comer, su hijo tenga hambre.

Aleje distractores como el televisor, la tableta, el celular o cualquier tipo de juguete, para evitar que el niño se entretenga y deje de comer. Anímelo a compartir el momento en familia.

Todo entra por los ojos
, y la comida no es la excepción. Preparar platos atractivos y coloridos es fundamental.

Dé alimentos diferentes todos los días e incluya variedad de frutas, cereales, vegetales, carnes y lácteos.

Cantidad no es calidad. Sirva porciones pequeñas acordes con la edad de su hijo. Un plato demasiado lleno puede desmotivarlo, pues el apetito de los niños tiende a disminuir si les sirven más de lo que pueden comer.

Evite ofrecer líquidos o golosina
s antes del almuerzo o la comida, ya que estas tienden a disminuir el hambre.

No negocie con la comida. 
No la utilice ni como castigo ni como una recompensa. El niño debe aprender que comer es un acto esencial para su bienestar.

Siempre que sea posible
, intente que el niño coma en familia y participe en la conversación en la mesa.

*Tomado de: http://www.eltiempo.com/vida/salud/consejos-para-alimentar-a-ninos-mayores-de-tres-anos-219908