El sacha inchi es una semilla que crece en la Amazonía y tiene un parecido con el maní, el cacahuate o la avellana. | Por: Pexels
Lo que más atrae a Edinson Fajardo Cuéllar del sacha inchi es la regularidad con la que puede cosecharlo. “Es más o menos como la coca, que da un margen de recogida cercano”, dice. Además, este campesino asegura que dedicarse a su cultivo no implica mucho esfuerzo o costos procesos de producción, lo que le significa menos inversión y más ingreso en comparación a los ilícitos. Su finca está ubicada en la vereda El Sereno, a dos horas de Florencia (Caquetá) por vías destapadas. El sector hace parte del corregimiento Orteguaza, uno de los de mayor aislamiento geográfico en la región y donde el conflicto armado tuvo impacto.
El sacha inchi —una semilla similar al maní, el cacahuate o la avellana— comenzó a ser conocido en Caquetá desde 2015 como una alternativa a la coca, especialmente en zonas afectadas por la guerra. Con este producto amazónico se puede fabrica aceite de cocina extra virgen, harina, suplementos alimenticios y cosméticos. Sin embargo, solo se promovió el cultivo sin considerar a corto plazo su transformación y comercialización. Y aunque se habló de exportarlo al Perú, la idea ha tenido varios tropiezos por cuenta de la falta de capital y la inexistencia de una cadena productiva.
Pero en Florencia existe una asociación que impulsa este negocio. Se trata de Agrosolidaria, que cuenta con 11 organizaciones dedicadas a la agricultura y que empezó a construir una cadena productiva para el sacha inchi, con la participación de tres asociaciones de campesinos que se especializan en esta planta amazónica. Son por lo menos 20 familias de las zonas rurales de la caquital caqueteña las que siembran, cosechan y transforman la semilla en aceite, que finalmente venden. En el mercado, una botella de 250 militros cuestra entre 30.000 y 70.000 pesos.
FOTO: Agrosolidaria
Ricardo Andrés Calderón, ingeniero de alimentos asociado a Agrosolidaria desde hace tres años, coordina las operaciones de la planta Copoazú, en donde se transforman el sacha inchi y otros productos de la selva. Él considera que la perspectiva con esta semilla es grande.
“Varios de nuestros grupos asociativos los componen víctimas del conflicto, en los que se cuentan familias que se dedicaban al cultivo de coca y que luego se dieron cuenta de que esta no era una buena salida económica. El valor de nuestro proyecto es que debemos apostarle a crear toda la cadena de producción. La planta Copoazú es la única en el Caquetá que está transformando el sacha inchi en aceite extra virgen”, asegura Calderón.
¿Y CÓMO VA LA CADENA PRODUCTIVA?
La apuesta por garantizar el éxito de toda la cadena ha sido apoyada por los campesinos de Florencia. Fajardo lo confirma al asegurar que hace un año y medio sembró cerca de una hectárea y hoy se lamenta por no haber cultivado más. “Al principio íbamos a sembrar mucho, pero teníamos el dilema de si iba a ser rentable o no. Hoy miro que sí lo es. Nosotros más o menos a los seis meses empezamos a coger sacha inchi y ahora estamos recogiendo cada quince días”, comenta
| FOTO: Agrosolidaria
Sin embargo, para el ingeniero Calderón los retos son grandes. Por ejemplo, en materia de transformación, a varios productores les sale casi por el mismo valor enviar la semilla a otras plantas fuera de Caquetá, y esperar de regreso el aceite extra virgen, que fabricarlo en el departamento.
“En estos momentos son 30 litros mensuales los que podemos fabricar de acuerdo con la capacidad instalada. Tenemos un 23 por ciento de rendimiento, pero con un proceso bien tecnificado podríamos tener un rendimiento hasta del 48 por ciento”.
– Calderón
| FOTO: Agrosolidaria
Lo anterior se traduce en una producción mensual de 200 kilogramos de sacha inchi en la zona rural de Florencia. Con mejoras sustanciales en la planta, las 20 familias que trabajan con esta semilla podrían sacar hasta 20 litros de aceite semanalmente.
En el municipio de Solano se cultiva una importante parte del sacha inchi del departamento. Pero los productores de esa zona optaron por enviar la semilla a plantas con grandes avances técnicos en el Valle, Antioquia y Santander, lo que les garantiza la transformación del producto y les evita la complejidad de operar una planta en el Caquetá.
Pero en medio de este panorama, el sacha inchi ha demostrado que es una alternativa para las familias que antes se dedicaban a los cultivos ilícitos o incluso a frutos que no dieron los resultados esperados.
*Tomado de: https://semanarural.com/web/articulo/sacha-inchi-la-semilla-amazonica-que-es-mas-rentable-que-la-coca/508