Foto/MAY, Tomas – Embrapa
Uno de esos avances fue la liberación de la comercialización del arroz dorado en Australia y Nueva Zelanda. Samper afirma que la venta de ese arroz es un hito histórico para la transgénesis, ya que es genéticamente modificado para la producción de beta-caroteno y ha sido creado para combatir la grave deficiencia de vitamina A en muchos países. «La deficiencia de vitamina A es un importante problema de salud pública (estimado en 250 millones de niños afectados) y causa, entre otras enfermedades, ceguera, problemas durante el embarazo y el aumento del riesgo de enfermedades infecciosas», explica.
A pesar de ser libre de patentes y gratuito para fines humanitarios, el «arroz dorado» todavía enfrenta obstáculos de implementación como el control riguroso de cultivo y consumo. Para la experta, partidos políticos y organizaciones realizaron campañas muy agresivas contra los cultivos transgénicos y diseminan ideas que dificultan aún más la diseminación de hechos concretos. «Actualmente hay una infinidad de líneas de investigación que están desarrollando plantas transgénicas o animales potencialmente beneficiosos para la salud de la humanidad», puntualiza.
Según Samper, investigaciones avanzaron tanto en los últimos años que plantas genéticamente modificadas ya pueden ser consumidas por personas alérgicas y la llamada «fármaco molecular» es prometedora en desarrollar drogas y vacunas más eficaces y baratas. A lo que todo indica, es cuestión de tiempo e información para que la transgénesis se incluya cada vez más en el cotidiano de las personas.